«Esperanza del amor», por Rubén Jordán Flores
Rubén Jordán Flores ha querido compartir con nosotros unas palabras sobre su marcha «Esperanza del amor», dedicada a nuestra Sagrada Titular, María Santísima de la Esperanza, y que se estrenará en la Procesión del Silencio:
Tras componer tres marchas para la cuna de la Semana Santa y de la luz, Sevilla, no veía el momento de tener mi música sonando por y para mi tierra: Alicante. Sin embargo, esta vida breve que tanto nos sorprende tuvo a bien cruzar en el camino la propuesta de mi buen amigo Carlos Navarro de realizar una marcha, aprovechando la buena acogida de mi trabajo en Andalucía, dedicada a su hermandad, la Hermandad del Cristo y Esperanza de Monóvar y en concreto a la Virgen de la Esperanza.
Entre conversación y conversación sobre cómo debía ser la marcha, cuál era el tono más adecuado para la hermandad y, especialmente, qué queríamos que esa marcha transmitiera, Carlos me dio a conocer su artículo Esperanza, Amor y Rock and Roll para ver qué ideas podían surgir tras la lectura. De la lectura surgieron dos cosas realmente importantes: el título y el carácter general de la partitura.
En Esperanza del amor desarrollo mi forma, ya habitual, de entender la música cofrade, especialmente aquella dedicada a la Virgen. Una música que esquiva la militarización y, en una simbiosis entre modernidad y tradición, pretende rescatar, casi de manera transfigurada, aquel primigenio carácter que impregnaba la Semana Santa cuando se utilizaba la célebre marcha fúnebre de Chopin o la perteneciente a la Tercera Sinfonía de Beethoven, siempre tomando como punto de partida los grandes clásicos que marcaron mis inicios como compositor en este campo, como Virgen del Valle, La Madrugá o Mater Mea, entre otras muchas.
De esta manera, comenzando con un tono fúnebre y lúgubre, la marcha camina lenta en su desarrollo temático a camino entre la dureza y la dulzura culminando, como no podría ser de otra manera, en una luminosa lágrima vibrante.
Gracias de todo corazón a la Hermandad del Cristo y Esperanza de Monóvar y en especial al hermano Carlos Navarro por confiar en mi humilde trabajo.
Rubén Jordán Flores
Alicante, marzo de 2015