«Esperanza del amor», por Rubén Jordán Flores

Rubén Jordán Flores ha querido compartir con nosotros unas palabras sobre su marcha «Esperanza del amor», dedicada a nuestra Sagrada Titular, María Santísima de la Esperanza, y que se estrenará en la Procesión del Silencio:

"Esperanza del amor"
«A la Virgen de la Esperanza por sus cinco años en Monóvar, en el 75º aniversario de la Hermandad del Cristo. Marzo de 2015.»

Tras componer tres marchas para la cuna de la Semana Santa y de la luz, Sevilla, no veía el momento de tener mi música sonando por y para mi tierra: Alicante. Sin embargo, esta vida breve que tanto nos sorprende tuvo a bien cruzar en el camino la propuesta de mi buen amigo Carlos Navarro de realizar una marcha, aprovechando la buena acogida de mi trabajo en Andalucía, dedicada a su hermandad, la Hermandad del Cristo y Esperanza de Monóvar y en concreto a la Virgen de la Esperanza.

Entre conversación y conversación sobre cómo debía ser la marcha, cuál era el tono más adecuado para la hermandad y, especialmente, qué queríamos que esa marcha transmitiera, Carlos me dio a conocer su artículo Esperanza, Amor y Rock and Roll para ver qué ideas podían surgir tras la lectura. De la lectura surgieron dos cosas realmente importantes: el título y el carácter general de la partitura.

En Esperanza del amor desarrollo mi forma, ya habitual, de entender la música cofrade, especialmente aquella dedicada a la Virgen. Una música que esquiva la militarización y, en una simbiosis entre modernidad y tradición, pretende rescatar, casi de manera transfigurada, aquel primigenio carácter que impregnaba la Semana Santa cuando se utilizaba la célebre marcha fúnebre de Chopin o la perteneciente a la Tercera Sinfonía de Beethoven, siempre tomando como punto de partida los grandes clásicos que marcaron mis inicios como compositor en este campo, como Virgen del Valle, La Madrugá Mater Mea, entre otras muchas.

De esta manera, comenzando con un tono fúnebre y lúgubre, la marcha camina lenta en su desarrollo temático a camino entre la dureza y la dulzura culminando, como no podría ser de otra manera, en una luminosa lágrima vibrante.

Gracias de todo corazón a la Hermandad del Cristo y Esperanza de Monóvar y en especial al hermano Carlos Navarro por confiar en mi humilde trabajo.

Rubén Jordán Flores

Alicante, marzo de 2015

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